¿Cómo puedo afrontar los peligros del viento en la montaña?
¿Cómo puedo afrontar los peligros del viento en la montaña?
El viento en la montaña puede ser uno de los riesgos más subestimados al planear una excursión o actividad al aire libre. Aunque solemos concentrarnos en las condiciones meteorológicas generales, el viento puede poner a prueba incluso a los montañeros más experimentados. No solo afectará a la temperatura, si no que puede haber otras complicaciones como: desprendimientos de rocas o ramas, problemas de visibilidad por arena o lluvia, dificultad para caminar, etc. Aquí te compartimos algunos consejos para mantenerte seguro, cómodo y disfrutar al máximo al aire libre.
Antes de salir a la montaña, es importante estar informado sobre el clima. El viento en las zonas montañosas puede cambiar rápidamente, por lo que hacer una buena búsqueda del pronóstico actualizado puede ser de gran ayuda. Algunos servicios meteorológicos informan incluso sobre las ráfagas de viento y las zonas en las que la intensidad podría ser mayor. De esta manera podrás tus metas y expectativas.
Para planificar la ruta, además de considerar el viento como un factor crucial, debes saber que las cumbres y los valles abiertos son más vulnerables al viento, en cambio los senderos protegidos por árboles o paredes rocosas suelen ofrecer más resguardo. También es recomendable estudiar el mapa para identificar áreas que puedan ofrecerte refugio en caso de que el viento se intensifique repentinamente. Si el viento es muy fuerte en la cima o en un área expuesta, es mejor cambiar la ruta o considerar otro día para la actividad.
Una de las formas más efectivas de protegerse del viento es vestirse adecuadamente. El viento puede hacer que las temperaturas se sientan mucho más frías de lo que indican los termómetros, por lo que es importante llevar ropa técnica para enfrentarlo:
El viento puede hacer que la sensación térmica sea mucho más fría, afectando especialmente la cabeza y el rostro. Un gorro o un buff que cubra bien el cuello y las orejas puede marcar la diferencia. Si las ráfagas son muy fuertes, considera usar una máscara facial ligera o una bufanda de polar, que te ayudará a proteger tu piel del frío y el viento.
Las manos y los pies son partes del cuerpo que más sufren con el viento. Las temperaturas frías, combinadas con la exposición al viento, pueden generar un riesgo elevado de congelación. Para evitarlo, asegúrate de llevar guantes resistentes al viento como los Mont Blanc Gloves de Black Diamond. También, no olvides unos calcetines de lana o materiales térmicos que te mantendrán los pies calientes incluso en condiciones adversas.
El viento no solo afecta tu comodidad, sino que también puede hacer que tu cuerpo gaste más energía al tratar de mantener el calor. Por eso, es importante que asegurarse de ingerir correctamente alimentos energéticos. Lleva contigo barras energéticas, frutos secos o snacks ricos en calorías para recargar fuerzas cuando necesites un descanso. Además, no olvides beber agua regularmente, ya que, aunque no sientas sed, el cuerpo también pierde líquidos por la exposición al viento.
No subestimes la importancia de un equipo adecuado. Además de la ropa técnica que hemos mencionado, asegúrate de llevar una mochila ligera y resistente al agua que te permita transportar todo lo necesario, incluyendo una manta térmica, que en situaciones de emergencia puede ser de gran ayuda. Otros accesorios recomendados son gafas de sol para proteger tus ojos, y bastones de trekking que te ayudarán a mantener el equilibrio en terrenos ventosos.
Si te encuentras en una situación donde el viento se vuelve peligroso, es importante buscar refugio lo antes posible. Las rocas grandes, las cavidades naturales o incluso una cueva pueden ofrecerte protección temporal.
Únete a nuestra newsletter
y obtén un 10% dto.